El pasado 31 de mayo, a las 17 horas, el Instituto Canario de Calidad Agroalimentaria (ICCA), dependiente de la Consejería de Agricultura del Gobierno de Canarias, mediante la empresa SAT, Viticultores de Tenerife, celebró una jornada de promoción de los Vinos Canarios de Calidad.
El enólogo Pablo López nos introdujo, mediante una amena charla, en la historia, las variedades de uva y demás cuestiones relacionadas con la elaboración del vino en Canarias. De forma simultánea, realizamos una cata exprés comentada, de una selección de vinos galardonados en Agrocanarias 2010.
Comenzamos con un vino blanco seco ecológico, de la denominación de origen de Abona. El segundo vino fue también blanco, semiseco, de la denominación Tacoronte-Acentejo. El tercero, un rosado de la denominación Valle de la Orotava. El cuarto fue también de Tacoronte-Acentejo, un vino de maceración carbónica. El quinto, un vino tinto de Abona, lo que no es muy frecuente. Para terminar, probamos un vino blanco dulce moscatel, de la denominación Lanzarote. Un pequeño recorrido por los vinos canarios, al tiempo que aprendíamos a catarlos y valorarlos.
El único problema fue el minoritario interés que mostraron los arquitectos por esta actividad. Ni el llamativo banner, basado en una obra de Andy Warhol atrajo su atención.
Atrás queda aquella época en que los arquitectos se suscribían a Vino Selección y aspiraban a ser unos entendidos. También es verdad que aquella generación sólo había bebido, en su juventud, el vino de los garrafones de la “Viña del Loro”, que se tomaba en papadas, chuletadas y romerías, o el vino de mesa “Savín”, con su tapón de plástico, que se bebía en los tenderetes de los pisos de estudiantes.
Era normal que, en cuanto pudieron, empezaran a valorar “caldos” de crianza, elaborados en las barricas nuevas de roble francés.
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